¿Así que eres de esas personas que arrancan con unas ganas locas su primera semana de yoga y a la segunda ya han guardado la esterilla en el trastero?
Si te sientes identificado con esto, no te sientas mal. A todos nos ha pasado alguna vez. Como dice aquella frase: “Los comienzos nunca fueron fáciles”.
La cena, el fútbol de tus hijos, el trabajo, las tareas de casa o el amigo que necesita hablar, sea lo que sea, siempre surge algo que te aleja del yoga. No te preocupes, aquí tienes cinco consejos que harán que cueste despegarte de la esterilla.
- Conviértelo en una prioridad, pero sé indulgente:
Establecer tu práctica de yoga en casa como una parte fundamental del día te asegura que vas a realizarla o al menos intentarlo, ya que has hecho un “acuerdo” contigo que no quieres saltarte.
Y si tu hijo se pone malo (siempre lo hace en el mejor momento), tienes que quedarte unas horas extra en el trabajo, o ya no te acuerdas de cómo es la luz del sol, date un respiro, practica el tiempo que puedas o relájate (¡Pero no sientas remordimientos!).
- Sé realista
Por mucho que te apasione el yoga va a haber días que simplemente no vas a poder practicar. ¿Crees que mucha gente es capaz de dedicarle 90 minutos los siete días de la semana?
A muchos nos gustaría poder dedicarle ese tiempo, pero la mayoría de las veces hay que situarse, no eres un yogui de la India, tienes un trabajo, quizá una familia a la que atender y un tiempo limitado. Siempre existe la opción de dejarlo todo e irse a la India a convertirse en un Yogui ¿no?.
Bromas aparte, establece unas expectativas reales, 2-3 veces a la semana unos 30 minutos es un muy buen objetivo. Si puedes practicar más tiempo ¡genial! Si no, al menos has conseguido sacar tu esterilla alguna vez esta semana y eso es lo que realmente importa.
- Sé consciente de porqué lo haces
Definir el porqué es uno de los primeros pasos para una práctica constante de yoga.
No puedes pretender realizar yoga tres veces por semana si ni siquiera sabes porqué lo haces.
Parece algo tan absurdo que muchas veces lo damos por sentado y no nos paramos a pensar por qué realizamos algo. ¿Cuántas veces has perdido la ilusión en algún proyecto o actividad al poco tiempo de empezar? Seguramente, muchas de esas veces, ha podido ser por algo tan simple como que no tenías claro el objetivo, ni las razones por las que lo hacías.
Escribe en un papel por qué haces yoga, qué beneficios te aporta y cómo te sientes tras realizarlo. Léelo cada vez que dudes si merece la pena seguir practicando yoga.
Mucha gente también lleva un pequeño diario donde apuntan todas las veces que han hecho yoga y sus sensaciones en el proceso. Que no te dé corte que alguien lo lea, ya no tienes ocho años, nadie va a robártelo para descubrir tus secretos acerca del yoga. Y si lo hace, puede quedarse asombrado de lo que se pierde.
Eso sí, escojas lo que escojas, llévalo contigo, nunca sabes cuándo vas a necesitarlo.
- El calendario es tu mejor amigo
¿Pensabas que el calendario solo servía para agobiarte y estresarte?
Ni mucho menos, el calendario puede ser un gran aliado a la hora de mantener la práctica del yoga. Cuando algo pasa de estar en tu mente al calendario, tiene que ser importante para ti desde luego. Esta acción aumenta el valor que le das a la actividad y te ayuda a estar más cerca de tus “porqués”.
Puedes marcarlo como si fuese la cita con el dentista, o la reunión con tu jefe. Asegúrate de ponerlo al menos tres veces. Quizá te vienen bien los lunes, los miércoles y los viernes, o te van más los jueves, modifícalo a tu gusto.
- Tus amigos también cuentan
¿Así que te vas de compras con tus amigos y no eres capaz de hacer yoga con ellos?
¡Diles que practiquen contigo! Una de las mejores formas de permanecer constante es involucrar a un amigo, cuando lo haces es mucho más fácil sentirse motivado. Mejorará vuestra relación y os sentiréis más conectados.
Imagina que un día tienes menos ganas o no te apetece tanto, (si has escogido al amigo adecuado) se asegurará de que practicáis yoga. Además te dirá eso de:
¿En tu casa o en la mía?
El yoga claro…
Siguiendo estos cinco pasos, tendrás el mapa hacia el tesoro de la práctica constante del yoga, pero desenterrarlo te toca a ti, ¡No íbamos a hacértelo todo!
¡Por cierto, acuérdate también de ese amigo vago! (No sólo del que hace yoga contigo), agradecerá que le pases esta receta infalible para no dejar el yoga nunca más.
Y no te olvides de contarnos también tu relación con el yoga, estamos seguros que alguna vez lo has dejado por más tiempo del que te hubiese gustado ¿O no…?
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