Sirsasana es el nombre de una de posturas de yoga o asanas más importantes por los beneficios que aporta. Consiste en mantener una postura invertida determinada, con la cabeza reposada en el suelo y las piernas en alto.
Como sucede con Pilates, existen varias escuelas de yoga y diferentes niveles de dificultad. Pese a tratarse de una disciplina de ejercicio físico y mental que mejora la tonicidad muscular y el equilibrio, no todas las asanas de yoga están permitidas a principiantes ni a personas con ciertas patologías. Al tratarse la postura sirsasana de yoga de una de las que requieren de mejor forma muscular, vamos a hacer un repaso a sus beneficios y contraindicaciones. A continuación procederemos a explicar la técnica paso a paso.
Sirsasana: beneficios
Físicamente, la asana sirsasana tonifica todos los músculos y es una de las asanas de yoga que aporta mayores beneficios a nivel mental, pues requiere de una concentración importante. Esta capacidad de concentrarse en adoptar y mantener una postura puede emplearse en el control del estrés o de pensamientos negativos infundados. Por ello, sirsasana es la asana de la estabilidad emocional.
Además, nos explican los yoguis, esta asana ayuda a desbloquear el chakra de la corona, con la que facilita la sabiduría y la espiritualidad. Incluso hay famosas que se han hecho incondicionales de esta asana porque dicen que mejora el aspecto de su piel, al mejorar el riego sanguíneo a la cabeza. No sabemos si lo que afirman sobre la sirsasana y el cuidado de la piel tiene algo que ver, pero sí se conoce que un riego sanguíneo periférico entorpece la memoria y la capacidad de concentración, luego esta es la asana de los estudiantes, sin lugar a dudas.
Sirsasana: contraindicaciones
Por pura física, la asana sirsasana está prohibida a personas con problemas de espalda, tanto más cuanto más arriba se localicen, pues las cervicales primero, y después las dorsales, pasan a soportar mucho peso. También por física, se prohíbe esta práctica de yoga a personas con afecciones cardíacas y a quienes sufren de hipertensión o de glaucoma, pues aumenta la congestión de los órganos internos en la caja torácica y la tensión arterial en la zona del cerebro, respectivamente.
Además, la práctica de la sirsasana tampoco es conveniente si se sufre de conjuntivitis o de algunos tipos de dolores de cabeza.
Sirsasana paso a paso
Las asanas de yoga suelen tener más de técnica y cierta paciencia que de requerimientos referentes a la forma física de quien las adopta. El hecho de colocarse con la cabeza en el suelo y los pies en alto produce respeto: ¿y si me caigo? No se trata de hacer el pino con fuerza bruta, sino que la postura se adopta siguiendo los pasos que pasamos a explicar.
- Si eres principiante con esta asana, apóyate en una pared o pide ayuda a un compañero porque, las primeras veces, te vas a caer. No pasa nada, siempre y cuando caigamos bien, para evitar lesiones.
- De rodillas, con los codos en el suelo, apoya las manos de tal forma que los dedos rodeen el codo opuesto. Así sabrás a qué distancia deben estar.
- Desliza las manos para que los dedos se entrelacen frente a ti formando un triángulo. Las manos entrelazadas ayudarán a sujetar la cabeza, y la zona superior, no la frente, se colocará descansando en la esterilla o superficie blanda.
- Ve “caminando”, acercando los pies a la cabeza mientras elevas rodillas y cadera, manteniendo el cuello y la espalda rectos en todo momento.
- Aquí viene lo complicado, que es adoptar la postura intermedia, con los pies separados del suelo y las rodillas flexionadas hacia el abdomen, todo cabeza abajo. Mantén esta postura al menos un minuto para afianzar el equilibrio.
- Alinea los muslos con la cabeza y espalda, manteniendo los rodillas flexionadas.
- Por último, estira las piernas para que queden alineadas con el resto del cuerpo.
Como ves, sirsasana es un de las asanas de yoga más difíciles, pero, como en todo, la práctica hace al maestro. Si quieres aprender a hacerla para beneficiarte de sus particularidades solo tienes que empezar. ¿Te animas a probar? Namasté.
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