El objetivo de este artículo es explicar de una forma sencilla qué es la fascia y cómo la práctica del Yoga puede ayudar a un correcto equilibrio en esta parte del cuerpo, gracias a determinadas posturas y técnicas.
¿Qué son las fascias?
Son unas membranas o tejidos conectivos, que recubren y conectan con nuestros músculos, órganos y huesos, compuestas por fibras de colágeno dotadas de gran elasticidad y suspendidas en una sustancia viscosa. Su función es primordial para el correcto rendimiento de nuestro cuerpo y para mantener una buena salud.
Tipos de fascias:
Podemos categorizar las fascias en estas tres tipologías:
- Superficial: la encontramos en la hipodermis, la capa más profunda de la piel. Recubre todo nuestro cuerpo y contiene gran cantidad de células de grasa para ayudarnos a regular nuestra temperatura corporal.
- Profunda: se trata de una capa fina y traslúcida que recubre y separa nuestros músculos y órganos. Su función es permitir que estos músculos puedan estirarse y contraerse sin fricciones, gracias a su consistencia resbaladiza y líquida.
- Visceral: es la capa más profunda que recubre nuestros órganos internos. Según el órgano al que protege se le asigna un nombre, como por ejemplo: la pleura pulmonar (pulmones), el peritoneo (órganos abdominales), etc.
Formas en que pueden lesionarse las fascias:
Las fascias, como cualquier parte de nuestro cuerpo son susceptibles de sufrir daños. Existen dos formas principales en que pueden lesionarse, que son:
- Adherencias: ocurre cuando dos estructuras distintas se pegan entre sí. La causa más común es la falta de movimiento o la repetición continuada de uno, que produce el acortamiento de la movilidad o la rigidez del músculo.
- Cicatrices: aparecen debido a una lesión severa del tejido de la fascia, que genera un exceso de colágeno para ayudar a repararla y que a largo plazo reduce la movilidad en esa zona.
¿Cómo puede ayudarnos el yoga a cuidar de las fascias?
El ritmo de vida actual, contribuye a que nuestro cuerpo esté intoxicado de diversas formas, lo que se traduce en afecciones de salud que pueden afectar a zonas delicadas como las fascias.
Las tensiones que acumulamos, se somatizan y pueden llegar a generar malos hábitos posturales, que afectan primero a los músculos y, a continuación, también a las fascias.
Se ha demostrado que las técnicas de yoga tienen la capacidad de modificar o mejorar nuestra alineación corporal y de reajustar la relación de las fascias con nuestro cerebro.
Esto quiere decir que puede ser una gran herramienta de re-educación biomecánica.
Una rutina de yoga enfocada en el cuidado de las fascias, debe incluir ejercicios isométricos e isodinámicos. Los isométricos son los que se basan en posturas sostenidas durante un tiempo y los isodinámicos son movimientos que pueden modificar nuestros parámetros posturales.
La conjunción de este tipo de movimientos hacen del yoga el aliado perfecto para devolver a las fascias a su estado natural. Una forma ideal para recuperar elasticidad y fluidez perdida por el sedentarismo de la vida moderna.
En conclusión, combinar el yoga con un estilo de vida saludable y más dinámico, es la receta infalible para cuidar de las fascias y de nuestro cuerpo en general.
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