El estilo de Hatha Yoga Iyengar recibe su nombre de su autor B.K.S. Iyengar, uno de los maestros más importantes del siglo XX y discípulo del legendario Tirumalai Krishnamacharya, conocido como el padre del Yoga Moderno.
Iyengar enseñó un estilo enfocado completamente en la seguridad del alumno para lograr la perfección de las posturas. Para lograrlo, se utilizan cualquier tipo de apoyos como mantas, cinturones o tacos: todo a favor de adaptar las posturas según el cuerpo de cada persona.
Avanzar en una clase de Iyengar es un proceso lento que requiere de mucha paciencia por parte del alumno. Este estilo favorece ir creando una postura poco a poco, para luego sostenerla durante bastante tiempo. Si estás buscando una práctica para profundizar en tus asanas, este estilo es para ti. Por el contrario, puede frustrar a una persona que disfrute de estilos más dinámicos.
En el estilo Iyengar, los alumnos mejoran sus posturas poco a poco. Los principiantes empiezan por posturas de pie y gradualmente son introducidos a posturas de piso, torsiones e inversiones. El propósito es crear una clase con una base adecuada y así, evitar las lesiones. El aprendizaje es lento, pero consistente y seguro: pasar de clases de principiantes a intermedio toma alrededor de 2 años.
Iyengar inició su práctica de Yoga muy joven, debido a que era un niño enfermizo y malnutrido: cuando se flexionaba hacia las piernas, tratando de tocar sus pies, sus manos apenas llegaban a sus rodillas. Por esto, Kirshnamacharya, su cuñado, decidió que debía empezar a practicar Hatha Yoga para así poder curarse.
Efectivamente, Iyengar alcanzó la salud y vivió hasta casi los 100 años, afirmando que mantenía una práctica diaria de 2 horas. A pesar de tener una forma física envidiable y hacer posturas increíbles, él no olvidó nunca el poder curativo del Yoga y enfocó su enseñanza en eso. En su libro “El Árbol del Yoga” narra cómo curó a una joven de su sordera introduciendo su dedo en su oído mientras ella estaba de cabeza en sirsasana.
¿Qué puedes esperar de una clase de Iyengar?
- Muchas instrucciones: flexiona más las rodillas, estira más el brazo, abre más tu pecho…
- Pasar mucho tiempo preparando una postura: antes de llegar a hacer el triángulo, Trikonasana, hay mucho que alinear y estirar y abrir. No se trata de entrar a la postura de una, es más bien preparar al cuerpo para ella.
- Pasar más tiempo aún en la postura: este estilo reta tu mente y tu cuerpo, una vez entras en la postura, debes mantenerla para obtener sus beneficios.
- Aprender mucho sobre tu cuerpo: después de escuchar durante toda la clase que “bajes las escápulas” o que “sientas el apoyo de los isquiones en el piso” poco a poco irás conociendo tu cuerpo y tendrás más control sobre él.
- Usar apoyos: la pared, un taco, una manta: nadie se salva, todas las posturas pueden profundizarse con ayudas, no importa tu nivel.
Monika Cornilliac. Instructora de Hatha Yoga, Asociación Internacional de Yoga Sananda, Madrid, España. Taller de profundización en el Ashtanga Vinyasa Yoga, Caracas, Venezuela. Colabora asiduamente con Televisión Consciente, primera plataforma de vídeo multidispositivo dedicada al desarrollo personal y la vida saludable.
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