La acalasia es una enfermedad que provoca problemas para deglutir, y es por ello que aquellos que la padecen tienen que hacer frente a un problema serio que debe ser puesto en conocimiento de nuestro médico de confianza. Por ello vamos a explicar qué es la acalasia y vamos a dar una serie de consejos para su tratamiento que nos ayudarán a mitigar los problemas. Si quieres saber más sobre esta enfermedad, en este artículo de eSalud.com encontrarás más información.
Qué es la acalasia
Comenzaremos conociendo un poco mejor esta enfermedad, la cual es básicamente un problema que se produce en el esófago que impide a este mover la comida hacia
el estómago, provocando de esta forma problemas de deglución así como otros inconvenientes que vamos a ir conociendo a continuación.
Esta obstrucción se produce en el esfínter esofágico inferior, un anillo muscularque se encuentra justo en la unión entre el esófago y el estómago.
Para poder tragar alimentos, lo que hacemos inconscientemente es relajar este músculo, de manera que puede pasar todo sin ningún tipo de impedimento. Sin embargo, cuando padecemos acalasia, este anillo muscular apenas consigue relajarse, y al permanecer más contraído de lo normal, es entonces cuando se generan los inconvenientes de deglución.
Por qué se produce la acalasia
La razón de la aparición de la acalasia se basa fundamentalmente en un daño que se produce en los nervios situados en el esófago. Este daño puede generarse por
múltiples razones, aunque en la mayoría de los casos estaríamos hablando de que se trata de una enfermedad hereditaria, es decir, de las escasas posibilidades de
padecer acalasia, la mayoría de ellas se debería a que antepasados nuestros la
tuvieron.
A quién afecta a la acalasia
Cabe destacar que la acalasia es una enfermedad poco frecuente, pero dentro de los pacientes que la padecen, generalmente se observa que es más habitual en hombres
y mujeres alrededor de los 30 años.
Cuáles son los síntomas de la acalasia
Es importante que conozcamos los síntomas de la acalasia con el objetivo de saber cuál es el momento más indicado para ponernos en contacto con nuestro médico.
El principal síntoma de la acalasia es que observaremos un considerable aumento de la dificultad a la hora de deglutir sólidos, pero también podremos ver que aumenta la dificultad incluso con los líquidos.
La tos comienza a ser frecuente así como podremos observar un aumento de la acidez gástrica, en ocasiones regurgitaremos alimentos, es decir, se producirá un
reflujo, y también se acabará presentando un dolor torácico que observaremos aumenta en intensidad tras ingerir alimentos.
En ocasiones también se puede presentar dolor en la zona de la espalda, en los
brazos y en el cuello, muy especialmente también tras la ingestión de alimentos.
Finalmente, otro de los síntomas de la acalasia es que observaremos que vamos perdiendo peso sin que haya una razón que lo justifique.
Si observamos que padecemos estos síntomas, lo mejor que podemos hacer es ponernos en contacto con nuestro médico con el objetivo de averiguar si realmente
padecemos o no acalasia.
Es esencial que hagamos esto si tenemos la más mínima sospecha, ya que existen algunas posibles complicaciones que, aunque no se den siempre, el riesgo existe, por
lo que cuanto antes comencemos con el tratamiento, menores serán nuestros padecimientos y riesgos.
Entre estas complicaciones encontramos un considerable aumento del reflujo, lo que se denomina broncoaspiración de los alimentos, un problema que puede acabar desembocando en una neumonía, e incluso podría llegar a producirse la perforación del esófago.
Las pruebas de detección de la acalasia
Tras las sospechas, lo mejor que podemos hacer es contactar con el médico que procederá a realizar las pruebas de detección de la acalasia.
Lo primero que hará será analizar si tenemos signos de desnutrición o anemia, y posteriormente se procederá a realizar una esofagografía, una manometría y/o una endoscopia superior mediante la utilización de una cámara incorporada un tubo flexible, gracias a la cual va a poder examinar el revestimiento tanto del esófago como del estómago, pudiendo constatar así su estado.
El tratamiento de la acalasia
Una vez que se ha detectado la acalasia, evidentemente el objetivo va a ser forzar a ese anillo muscular a aumentar la relajación.
Dependiendo de cada caso será necesario proceder de una manera u otra, pero generalmente vamos a encontrar cuatro tratamientos que serían los siguientes:
- Inyección de Botox: se procede a inyectar toxina botulínica con el objetivo de conseguir la relajación de los músculos del esfínter. No obstante cabe destacar que este tratamiento apenas sirve para unos meses.
- Endoscopia superior: a través de ella se busca, además de realizar una observación, la dilatación o ensanchamiento del esófago en el lugar donde se localiza el anillo.
- Medicamentos: existen determinados medicamentos que permiten relajar el esfínter esofágico inferior como pueden ser los bloqueadores de canales de calcio o los nitratos de acción prolongada.
- Cirugía: finalmente, si nada de lo anterior funciona o nuestro médico considera oportuno proceder a ella, se realizará una esofagomiotomía, que no es ni más y menos que un procedimiento quirúrgico a través del cual se procederá a cortar el músculo del esfínter inferior.
Cómo prevenir la acalasia
Como comentábamos al principio, la acalasia puede nacer a partir de distintas causas como los factores hereditarios, y en definitiva aquellos procesos que produzcan daño a los nervios del esófago.
Por esa razón es muy complicado hablar de prevención, pero en cualquier caso, tanto con el objetivo de prevenir como de tratamiento en el caso de que se padezca acalasia, el yoga puede ser una alternativa muy a tener en cuenta.
Se ha demostrado que el yoga supone un considerable beneficio para los pacientes que padecen acalasia, logrando de esta forma reducir la gravedad de los síntomas gracias a que esta disciplina nos enseña el modo de relajar los músculos, consiguiendo de esta forma combatir los desequilibrios que se producen en nuestro organismo.
Por esa razón, tanto a los enfermos de acalasia como a todos aquellos que quieran evitar la enfermedad muy especialmente si existe una predisposición genética, sin duda alguna se recomienda la práctica de yoga con una cierta regularidad, ya que además también nos va a ayudar a entender mejor las necesidades de nuestro propio cuerpo.
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