El verano se acerca a su fin y los niños se preparan para volver al colegio este otoño, mientras padres y educadores buscan maneras de complementar la jornada escolar con deportes y otras actividades extraescolares que ayuden a los niños a relacionarse mejor con los demás y ejerciten tanto el cuerpo como la mente de una manera diferente. El concepto de juego estructurado hace hincapié en la importancia de estas actividades para el desarrollo académico y cognitivo del niño. Afortunadamente, el yoga para niños es una manera perfecta para conseguir que a través de los juegos, las posturas, las canciones y los bailes los niños tengan la oportunidad de crear y descubrir otro mundo sobre la esterilla.
Aquí tienes 4 maneras fáciles de conseguirlo:
1. Deja que los niños creen posturas
El poder del yoga reside en la flexibilidad de las posturas, ¡y los niños tienen una gran capacidad de imaginación para crear sus propias variantes de posturas! Permíteles explorar personajes, emociones, y cualquier otra cosa para crear sus propias posturas, utilizando lo que han aprendido hasta ahora. La Postura del Monstruo es ideal para esto – que los niños se inventen sus propios monstruos y exploren la forma en que respiran, como se mueven o el sonido que emiten, e interactuen con los demás.
2. Utiliza Juegos
Los juegos de yoga no sólo son una gran manera de revisar nuevas posturas y fomentar la colaboración en grupo. También permiten una estructura de clases más relajadas que invitan a la alegría, a la imaginación y a la creatividad. Piensa en poner fin a las clases con juegos que hagan a los niños pensar rápido y trabajar juntos, como «Yogui dice» o «Sigue al Yogui».
3. Incluye Dibujo
El dibujo es una forma de trabajar muy buena para niños de cualquier edad para aprovechar su imaginación visualizando posturas, sentimientos, miedos, valores, y demás. Complementa una clase con dibujos, pide a los niños que dibujen cualquier cosa, desde su postura favorita hasta algo que les asuste o les tranquilice. Con estos dibujos se pueden explorar las ideas y pensamientos que están teniendo que podrían no ser capaces o no estar dispuestos a expresarlos de otra manera.
4. Déjales libertad
¡Pon a los niños al mando de la clase! Dejar que los niños dirijan a sus compañeros, o contribuyan a una actividad de grupo, no sólo logra su compromiso con mayor eficacia, sino que integra un ambiente más relajado y relevante dentro de la clase. Haz que tomen la iniciativa, elegir por dónde va la historia, o que compartan la postura que han creado con los demás. Este liderazgo otorga al niño a su cargo una perspectiva diferente sobre la colaboración con los demás, y el resto de los niños se sienten más animados y capaces de actuar como ellos quieren.
¡Estas ideas no tienen que ser sólo para los niños! Con los adultos también puedes probar estas ideas en tus clases. Todo el mundo puede invertir más tiempo en jugar, y sacar el niño interior que todos llevamos dentro.
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